Lebrija es un municipio sevillano, cercano a la desembocadura del río Guadalquivir,
por el que han pasado diferentes e importantes culturas. Todas y cada una de ellas han
dejado una huella imborrable que han ido modelando tanto la estructura del pueblo como el
carácter y estilo de vida de sus habitantes.
Prueba de todo ello es la riqueza arqueológica y el patrimonio con el que cuenta, que
nos permite conocer y comprender mucho mejor la espléndida historia esta ciudad.
Viña San Antonio se encuentra a 20' del Aeropuerto de Jerez de la frontera (Cadiz), y a una hora del Aeropuerto de Sevilla y Estación de Ave.
Lebrija se encuentra en ese enclave mágico donde dicen que surgió el arte flamenco, el triángulo de Sevilla, Cádiz, Jerez. En plena baja Andalucía, junto a Utrera y Jerez, entre Sevilla y Cádiz. Ya ha pasado medio siglo desde que tuvo lugar aquella primera Caracolá Lebrijana allá por 1966, cuando se homenajeó a Juaniquí, y en la que intervinieron El Lebrijano, Miguel Funi, El Borrico, Perrate de Utrera, Pedro Peña, Curro Malena, Manolito María, Bambino… y tantos otros genios del arte jondo. El flamenco en Sevilla debe una paraíta en esta localidad tan flamenca y tan jonda, que sigue dando artistas hoy día, y que goza de muy buena salud flamenca entre la juventud lebrijana.
Otra de las atracciones históricas que tiene Lebrija se celebran durante los dos primeros fines de semana del mes de mayo (viernes y sábado),. Las Cruces de Mayo, cuando numerosos grupos de personas o familias salen a la calle con algunos complementos tipicos como son los mantoncillos y claveles en el pelo. Mientras que cantan y bailan al ritmo de las panderetas y el almirez.
En algunas de las calles o plazas los vecinos llevan una semana organizando estas cruces. Montan una cruz aprovechando alguna de las que ya se encuentran en las calles o haciéndolas de flores, hierro forjado o madera. Aportando colchas antiguas para cubrir las paredes y decorarlas; adornando las cruces con macetas, flores, mantoncillos, colchas, y diversos utensilios de cobre.
Tradicionalmente las cruces se contaban en torno a las distintas hornacinas que se encuentran distribuidas por las calles de Lebrija. Una hornacina es un pequeño hueco abierto en una fachada, justo debajo del techo de la casa o a la altura del primer techo en las casas de dos plantas, donde se encuentra una cruz realizada en materiales muy diversos, madera o hierro principalmente, y con una decoración muy diversa.